Según un estudio realizado por dos investigadores del Instituto Johns Hopkins para la Autonomía Asegurada, “en un futuro próximo más de 65.000 drones autónomos despegarán, volarán y aterrizarán cada hora en el espacio aéreo inferior de los Estados Unidos”.Además, la Administración Federal de Aviación (FAA) pronostica que para 2027 más de un millón de drones comerciales estarán en funcionamiento, desarrollando tareas en distintos sectores a diario.
La FAA ya trabaja en el desarrollo de un plan para gestionar este aumento exponencial de aeronaves no tripuladas, pero, como señala la investigación, “será la primera vez que la agencia proporcione el equivalente de control del tráfico aéreo en ese espacio, situado a 120 metros o menos”, una tarea para la que aun no tiene la capacidad humana necesaria.
Este es el principal motivo por el cual el profesional del Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins, Lanier Watkins, y el profesor de ingeniería mecánica de la Escuela de Ingeniería Whiting, Louis Whitcomb, decidieron llevar a cabo este estudio, cuyo objetivo es evaluar la forma en la que se puede garantizar el control seguro del tráfico de drones, reemplazando procesos involucrados por humanos con toma de decisiones autónomas.
Mayor coordinación para el control de tráfico
Según Whitcomb “si bien nadie anticipa ningún tipo de escenario apocalíptico, el nivel de congestión del tráfico exigirá más coordinación de la que los humanos pueden proporcionar”, por lo que, “si queremos empezar a utilizar aviones automatizados a gran escala, entonces la gestión del tráfico también tendrá que automatizarse”.
Para cumplir con los objetivos de análisis y realizar experimentos concluyentes, el equipo de investigadores está utilizando un simulador 3D con sensores ruidosos que anticipa el aspecto autónomo de los futuros drones y aplica algoritmos de inteligencia artificial a diversos sucesos, inevitables e inesperados, como terrenos montañosos, rascacielos, cambios de última hora en los horarios de los vuelos o la aparición repentina de una bandada de pájaros o un dron rebelde. Además, como explica Watkins, “también se agregó un procedimiento para analizar las decisiones tomadas por los algoritmos autónomos o no humanos”.
Cada escenario tiene programado algoritmos de evitación, destinados a mejorar la eficacia del sistema regulatorio que eventualmente implementará la FAA, cuyo desafío principal es mantener el equilibrio y la seguridad aérea. No obstante, como expresa Whitcomb, el plan de la agencia en relación a los aumentos de tráfico es todavía “un trabajo en progreso” que generará “problemas de crecimiento asociados”, pero el transporte aéreo “es un motor gigante de la economía, lo que hace que el aumento sea inevitable”.