Drones, UAV, UAS, RPAS, remote carriers…múltiples nombre para referirnos al concepto de vuelo autónomo, pero todos ellos tienen un denominador común la tecnología. Desde el principio, el desarrollo de soluciones innovadoras ha estado intrínsecamente unido a la aparición de los aviones no tripulados (drones). Los UAVs son el ejemplo típico de tecnologías de carácter dual; sistemas que en un principio surgieron al amparo de unas necesidades concretas en el terreno militar, para posteriormente adaptarse y utilizarse en el ámbito civil.
Los desarrollos tecnológicos que han permitido disponer de sistemas aéreos no tripulados se pueden dividir en cuatro grandes áreas: los referentes a la plataforma aérea, los relacionados con la carga de pago, el segmento terreno y por último, y no menos importante, el desarrollo de servicios que utilizan estos sistemas. Claramente, en sus inicios, las prioridades se centraron en la funcionalidad de los sistemas, es decir, conseguir el vuelo aéreo autónomo no tripulado, que se corresponde con las tres primeras áreas descritas. Una vez que la tecnología estaba madura, llegó la explosión de servicios asociados a dichas plataformas, entre ellos: servicios de vigilancia, seguridad, transporte, observación, logística, mantenimiento, agricultura, control y extinción de incendios, control de desastres naturales y un largo etcétera. Incluso en estos momentos complicados de la pandemia el uso de drones has servido para la vigilancia y el control de la expansión de la misma. Por tanto, los drones y la tecnología desarrollada por y para ellos proporcionan múltiples servicios demostrando una versatilidad y utilidad fuera de toda duda.
Todo esto ha sido posible porque en nuestro país existe un tejido empresarial innovador enfocado en el desarrollo e implantación de tecnologías ligadas a los drones. Esta industria además ha sido impulsada desde la administración pública a través de aquellos ministerios con competencias en este ámbito (Ministerio de Defensa, Industria, Ciencia e Innovación, Fomento…) junto con el apoyo decidido de las comunidades autónomas. Todos ellos han fomentado la implantación de empresas de base tecnológica, adaptando la regulación existente a las nuevas necesidades y posibilitando la ejecución de grandes proyectos tecnológicos tractores como es el caso del programa europeo Euromale o del NGWS (FCAS).
Pero, ¿Qué depara el futuro al sector? y sobre todo ¿Que nuevos desarrollos tecnológicos se van a implementar en torno a los drones? Son preguntas de difícil respuesta. Claramente hay varios nichos de crecimiento, por un lado la aparición de los drones ha motivado también la aparición de amenazas vinculadas a los mismos -véase los casos recientes de ataques a refinerías en Oriente Medio o el acceso no autorizado a espacio aéreo restringido en aeropuertos- es por ello que las tecnologías de disuasión, mitigación, intercepción y eliminación de drones serán una apuesta clara en el futuro. También, todo lo referente a la implantación de un transporte integrado, inteligente y sostenible con el medio ambiente -conforme a las políticas de la UE- permitirá impulsar nuevos servicios y tecnologías que permitirán ver a los drones como un elemento más del transporte diario, destacan por ejemplo: el desarrollo de nuevos sistemas de propulsión más eficientes; el uso cada vez más común de aerotaxis autónomos; o la total implementación del U-space como integración plena de todas la aeronaves en el espacio aéreo.
Otro desafío importante será la inclusión de las nuevas tecnologías de comunicaciones. Las enormes posibilidades que abre la tecnología 5G con una mayor capacidad de ancho banda, mayor rapidez y menor latencia unido al uso de la inteligencia artificial y del big data permitirán dotar a los drones con la capacidad de ofrecer servicios de alto valor añadido en tiempo real. Aquí entran también desarrollos de conceptos novedosos, como son los enjambres de drones o los sistemas cooperativos inteligentes, o la visión del UAV como una parte del todo en un sistema complejo de sensores del que formará parte dentro del internet de las cosas.
Como conclusión, los drones y su tecnología son una realidad y van a estar cada vez más presentes en nuestro día a día. Nos corresponde ahora el reto de profundizar en las tecnologías que los hacen posibles, para hacer de nuestro país un referente internacional en ecosistema de los UAV.