Buena parte del futuro agrícola está en el cielo, y no sólo a través de las nubes que traen o no lluvia, sino ahora además por medio del desarrollo de la tecnología UAV (vehículos aéreos no tripulados). Las aplicaciones en las que estos sistemas ya comienzan a operar en el campo fueron expuestas la semana pasada en el mayor evento sobre UAV de España, Unvex´16, por Xavier Silva, fundador y co-consejero delegado (CEO) de la compañía Hemav.
Silva explicó durante una de las ponencias del ciclo de conferencias programado en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos cómo Hemav ya emplea drones y software propios para la detección de problemas en áreas de cultivos y la planificación de los tratamientos que se utilizan para resolverlos. Sus desarrollos intervienen incluso en el momento de dirigir la maquinaria con la que se aplica la solución encontrada.
“Nuestro objetivo es que el agricultor saque el máximo de kilos posibles a la calidad que desee de manera rentable”, apuntó Silva. Sus servicios, detalló, se basan en cuatro pilares: aumentar la producción media anual del cliente, asegurar la calidad deseada, optimizar sus costes y dotarle de un conocimiento exhaustivo de sus campos. Drones, la revolución agrícola, fue el descriptivo título de su intervención.
“Volamos los campos con drones y cámaras multiespectrales para confeccionar mapas de los cultivos y generar tratamientos variables”, explica Silva. “Somos como un médico de campo”, resume gráficamente: “Generamos una especie de rayos-x de cada parcela, la diagnosticamos y recetamos un tratamiento con la tecnología para aplicarla”.
La compañía utiliza tecnología propia: el denominado Agromav HAR6. Se trata de un dron multirrotor de menos de 81 centímetros de envergadura y 9 kilos de peso máximo al despegue capaz de volar a 35 kilómetros por hora y permanecer en el aire durante 15 minutos. Este sistema es el núcleo de la agricultura de precisión en la que trabaja Hemav.
“Los sistemas RPAS son una herramienta de captación de datos muy útil en el sector agroambiental”, explica Silva. En agricultura de precisión, añade, “se han convertido en parte fundamental de una solución integral que permite al agricultor tener más información para la toma de decisiones y llegar a utilizarla a través de mapas integrables en tractores, aperos y otros sistemas automatizados”
El responsable de la empresa explica cómo “la gestión de explotaciones agropecuarias está obligada a evolucionar en los próximos años para abastecer la demanda creciente de la población”, de ahí que los campos tendrán “que producir más y ser más eficientes”. En este punto “se necesita conocer la información de los cultivos para dirigir los tratamientos de manera variable y específica, dar a la planta lo que necesita”. En este punto es donde destaca el uso de la tecnología dron, un desarrollo que “ya permite hoy en día el paso a la agricultura de precisión de una manera rentable”
Hemav es una empresa catalana que emplea tecnología dron no sólo a tareas de agricultura de precisión, sino también a tareas de inspección industrial y topografía. Su compromiso con la aeronáutica no tripulada también le lleva a impartir cursos de formación de pilotos de dron.
Actualmente cuenta con una plantilla de 40 trabajadores repartidos entre sus sedes de Barcelona y Madrid y sus talleres de Galicia y Ciudad Real.
“No somos una empresa de hardware y drones”, aclara su fundador. “Nos definimos como una empresa de Software con capacidades en Big Data, Business intelligence y IoT”. En sus desarrollos se combinan sus capacidades de procesado de datos con la tecnología aeronáutica –incluida la de sistemas remotamente pilotados (RPAS)– o satelital.
“Somos especialistas en el procesado de datos e imágenes y pioneros en el desarrollo aeronáutico y operativo de la tecnología dron”, apunta Silva. Para ello, añade, la compañía cuenta con un equipo de ingenieros de distintas disciplinas “altamente cualificado y motivado”.
Con Hemav colaboran la Agencia Espacial Europea (ESA), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto de investigación de la Generalitat Catalana IRTA y las empresas IBM y Telefónica.
Imágenes: Hemav