Gral. Biosca EA "La acción del Estado permite dar uso al 'Reaper' en la administración civil"
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Gral. Biosca EA "La acción del Estado permite dar uso al 'Reaper' en la administración civil"

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El general de brigada Enrique Jesús Biosca ha dedicado la mayor parte de su vida al servicio en las Fuerzas Armadas, desde que ingresó en la Academia General del Aire en 1979. Diplomado en Estado Mayor del Aire, ha sido alumno del Air War College (Alabama, EEUU) y cuenta con el Máster de Estudios Internacionales de la Air University (Maxwell Air Force Base, Alabama, EEUU). A lo largo de su trayectoria, el general Biosca ha acumulado alrededor de 5.000 horas de vuelo a los mandos de distintas aeronaves, entre las que destaca el P-3 Orion. Desde que salió de San Javier como teniente en 1983 ha prestado servicio en el ‘Ala 22’ y otros destinos operativos y de Estado Mayor tanto en España como en el extranjero, siendo el último coronel jefe de la ‘Base de Apoyo Avanzada’ en Herat, Afganistán. Actualmente es el jefe de la ‘División de Planes Avanzados’ del Ejército del Aire (EA) y a pesar de su apretada agenda, ha tenido la amabilidad de recibir a Infodron.es en su despacho del Cuartel General del Ejército del Aire para hablarnos del programa Reaper y el futuro de los RPAS estratégicos en España. 

¿Qué motivó la elección del Reaper de General Atomics como RPAS MALE para España?

Para las Fuerzas Armadas contar con un sistema de estas características ha sido aspiración prioritaria desde hace tiempo, aunque no se haya podido ver satisfecha por diversos motivos, normalmente relacionados con el tempo industrial y las limitaciones presupuestarias a las que, en cada momento, ha tenido que enfrentarse la Dirección General de Armamento y Material (DGAM).  La opción europea siempre ha tenido mayor peso pero todavía no ha llegado a cuajar, por lo que la horquilla de posibles candidatos para un RPAS estratégico-operacional quedaba reducida a dos familias: el Heron de Israeli Aerospace Industries (IAI) y Reaper de General Atomics. Respecto a la decisión final, ¿por qué uno en lugar de otro? La verdad es que son dos productos suficientemente  maduros, ya probados, con pros y contras, cuyas ventajas han sido contrastadas. La decisión final se toma desde la DGAM basándose en los estudios que se realizan y en los que tienen peso aspectos como la interoperabilidad, la facilidad de integración en el espacio aéreo o la versatilidad de cargas de pago. Aunque, insisto, son dos productos que llegaron al final del proceso y ambos son perfectamente válidos. El Reaper para España está pensado como una solución interina. De cara al futuro nos dirigimos a una plataforma multinacional europea con un fuerte impacto en el tejido tecnológico nacional, que será el MALE2025. Ya se ha aceptado la adhesión de España a este programa, donde es un socio más de la iniciativa.

¿Qué unidad se encargará de operar los Reaper del Ejército del Aire?

La directiva inicial que va a regular la implantación del sistema en el ámbito del Ejército del Aire ha sido firmada por el Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA) recientemente. Este documento es el que va a coordinar todo el proceso, desde la organización de los aspectos logísticos en el seno del Ejército del Aire, hasta el tema del personal. Todavía no está identificada una unidad en concreto y la respuesta a esta pregunta vendrá como consecuencia de las sucesivas reuniones que se realicen. Entendemos que no se descarta ninguna opción, puede ser una unidad independiente aunque lo más probable es que sea una ya existente la que deba acomodar al nuevo sistema. Lo más sencillo sería que se operase desde una unidad ya madura, sobre todo porque es una capacidad que tendrá que implementarse en un espacio de tiempo breve. También entendemos las dificultades que plantea operar  una aeronave de estas características en un espacio aéreo muy restrictivo, especialmente en sus fases iniciales, todos estos factores tendrán impacto en la unidad, sin duda.

¿En qué escenarios podrían actuar?

Primero vamos a constituir un núcleo coherente tanto de personal como de analistas en tierra. No descartamos ningún tipo de escenario, siempre que el nivel de adiestramiento esté a la altura del nivel de preparación exigido. Es una plataforma ‘ISR’, por lo que la obtención de inteligencia, reconocimiento y vigilancia es su ámbito natural de trabajo. Respecto a los escenarios, inicialmente serán vigilancia de costas y zonas de interés, pero sin descartar su desplegabilidad, ya que el sistema contempla doble estación de control en tierra. Cuando la capacidad esté afianzada, se pondrá a disposición nacional o de aliados. La acción del Estado representa un valor, ya que permite un uso dual del RPAS que facilitará su utilización en un entorno militar, pero también en el de la administración civil. Queremos abrir ese frente y dar pie a que se profundice en una capacidad que pueda ser aprovechada en un futuro por diferentes ministerios.

¿Está previsto un futuro armado de estos drones?

En este sistema en concreto no está previsto ni solicitado. Ni en la carta de solicitud a los Estados Unidos, ni en el acuerdo final se incluye el armado entre los requisitos del sistema. De hecho, plantearía un problema adicional, ya que tendría que volver a pasar por el Congreso de Estados Unidos, por lo que esa opción está descartada. Por otro lado, el armado de plataformas como ésta no deja de ser una aspiración de todas las naciones de la iniciativa MALE2025, el futuro RPAS europeo. Es un requisito dentro del paquete global, ya que a nadie se le escapa que para los futuros objetivos sensibles al tiempo, los RPAS de larga permanencia adquieren un valor añadido.

¿Qué formación requiere la operación del conjunto del sistema?

Estamos hablando de múltiples especialidades y múltiples niveles de formación para todo el personal asociado, pero sobre todo estamos ante algo muy novedoso, ya que no se trata de un RPAS de bajo peso e impacto que pueda operar en otro servicio en la vida civil. Nos encontramos ante un sistema de altas prestaciones muy demandante en cuanto a su operación, su gestión y la explotación del producto obtenido. Algunos aspectos como la mecánica quizá puedan ser un poco más genéricos, pero obtener un óptimo aprovechamiento de las capacidades será el principal caballo de batalla durante los próximos años. Este tipo de sistemas conllevan una demanda de personal de vuelo, de operaciones y de carga de pago muy alta. Todo ello supondrá un esfuerzo para el Ejército del Aire en cuanto a formación en los próximos años. El volumen de información generada puede ser impresionante y para eso hay que desarrollar unas estructuras capaces de absorber  todo ese material.

¿Se ha valorado la aplicación del Reaper para vigilancia de fronteras?

Italia lo está utilizando ya en la Operación Sofía en el Mediterráneo. No cabe duda de que las capacidades que incorpora lo hacen idóneo para este tipo de misión. Nosotros contamos con que el Reaper tenga un hueco importante en el campo de la  vigilancia de fronteras y zonas de interés.

¿Durante cuánto tiempo podrían prestar servicio activo en el Ejército del Aire?

Se calcula una vida media próxima a las 20.000 horas de vuelo por aeronave. Son cuatro plataformas que se entregarán entre 2017 y 2019. Con este potencial de horas de vuelo, si somos capaces de explotarlo adecuadamente, dará tiempo a que se incorpore el MALE2025, ya que la función del Reaper es cubrir ese gap.

Foto: Ejército del Aire



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