El Ejército de Tierra español ha puesto en marcha un programa para el desarrollo de la próxima generación de vehículos aéreos no tripulados tácticos Clase I de menos de 150 kg. El proyecto, conocido como Next Generation Small RPAS, fue presentado el pasado mes de mayo a la iniciativa Cooperación Estructurada Permanente (Pesco) de la Unión Europea y cuenta hasta la fecha con el apoyo de Alemania, Países Bajos y Portugal, además de España.
El coronel José Miguel García García, jefe del Centro de Fuerza Futura del Ejército de Tierra, dio a conocer los detalles de este proyecto durante una conferencia sobre los RPAS en el planeamiento de la Defensa celebrada la semana pasada en la feria UNVEX 2021, el mayor evento de drones de España.
“A pesar de los múltiples desarrollos de sistemas aéreos no tripulados de las diferentes naciones que conforman la UE, el Ejército de Tierra considera que hay un importante espacio sin ocupar en el nivel táctico más cercano a las unidades terrestres. La mayoría de las operaciones de España y la UE no tienen entidad para grandes RPAS, pero si echan en falta sistemas más pequeños desplegables y con pocos requerimientos que les proporcionen herramientas para influir en su zona de acción”, explicó.
Este sistema, de acuerdo con el Ejército, operará en el nivel brigada y superior y será un sistema multipropósito que proporcionará una amplia gama de herramientas para obtener información, reforzar mando y control, desarrollar ‘targeting’ de precisión, realizar reconocimiento de diferentes amenazas o llevar a cabo acciones de ataque limitadas.
El Ejército resalta que “los beneficios de este proyecto repercutirán en la industria nacional proporcionando fondos de I+D para el desarrollo de las diferentes capacidades que lo conforman”. El objetivo es contar en el plazo de cinco o seis años con un sistema tecnológicamente avanzado, útil para unidades terrestres, navales, contingentes desplegados y agencias de seguridad de interior como Policía o Frontex.
Entre sus ventajas, destacó el coronel García, el RPAS podrá desplegarse fácilmente, debido a su escasa carga logística y personal necesario para su operación. “No necesitará puesta ni ningún otro tipo de estructura para despegar y aterrizar”, concretó. El sistema además tendrá un alcance de 200 km y una autonomía de vuelo diez horas, buscará estándares con el resto de socios europeos y un concepto de modularidad de cargas de pago, lo que, según apunta Tierra, permitirá que cada Ejército o unidad diferenciada o incluso agencia civil disponga de las características que necesita en cada momento.
El jefe del Centro de Fuerza Futura especificó que el Ejército apuesta por “un sistema de ingeniería aeronáutica avanzada con nuevos materiales capaces de absorber señal radar, motores híbridos o eléctricos evolucionados y comunicaciones más allá de la línea de visión mediante enlace satélite, combinando los sistemas de visión directa”,
A esto habrá que sumar capacidad de proporcionar burbujas de comunicaciones para incrementar el enlace de las unidades terrestres; sensores multiespectro giroestabilizados para visión nocturna, diurna y detección radar; sistema mejorado de ISR mediante sensorización e inteligencia artificial; o inteligencia artificial y machine learning para proporcionar capacidad autónoma de vuelo y ayuda al pilotaje, así como su empleo en equipos de otras plataformas, en particular helicópteros.
También tendrá capacidad de vuelo en enjambre de dos o tres aparatos, armamento miniaturizado para efectos quirúrgicos limitados para aquellas acciones que así lo soliciten y otras opciones a estudiar con países miembros como detección CBRN, IED, corrección de fuegos, o sensores de amplio campo para empleo en el mar.
En el marco del proyecto Pesco Next Generation Small RPAS, España también trabaja en otro proyecto, denominado Amida, que persigue la creación de un sistema de mapeo e identificación de estructuras urbanas utilizando tecnología 3D basado en UAV fabricados en España. En él también participan otros países europeos como Portugal.