Lilium, compañía alemana fabricante de aerotaxis, anunció recientemente sus planes de fusión con la compañía estadounidense Qell Acquisition Corp para su cotización en el Nasdaq y Ferrovial formará parte de la salida a bolsa junto a otros inversores internacionales. La valoración de Lilium en el índice Nasdaq estará por encima de los 2.800 millones de euros, según informa un comunicado de la compañía.
Este paso de Ferrovial supone su participación activa en “un nuevo sector como es el de la movilidad aérea urbana que tiene una posición de liderazgo en el sector, y con la que ya ha cerrado acuerdos estratégicos, como el desarrollo de la red de vertipuertos en Florida, Estados Unidos”, según afirma la empresa española.
Entre los inversores que participarán en la salida a bolsa junto a Ferrovial, se encuentran otras compañías internacionales como Baillie Gifford, fondos y cuentas gestionadas por BlackRock, Tencent, LGT y su brazo inversor Lightrock, Palantir, Atomico, FII Institute y fondos privados afiliados de Pimco.
Con un precio restringido de diez dólares por acción, la intención de Lilium es captar más de 830 millones de dólares, algo más de 702 millones de euros, en fondos para realizar el lanzamiento de las operaciones comerciales de transporte de pasajeros en 2024.
Ferrovial no es la única compañía española involucrada con la alemana Lilium. Aciturri, compañía aeronáutica vasca, es uno de sus proveedores industriales, fabricante del fuselaje y las alas de las aeronaves.
La operación facilitará el lanzamiento del nuevo eVtol 7-Seater Lilium Jet, aeronave eléctrica de despegue y aterrizaje vertical que contará con siete plazas y previsiblemente alcanzará una velocidad de crucero de 280 km/h, una altitud de más de tres kilómetros y tendrá un alcance de unos 250 kms, según informan sus diseñadores. En 2020, el Lilium Jet de siete plazas recibió la certificación de EASA.
Daniel Wiegand, cofundador y director ejecutivo de Lilium, declaró que su visión “es crear un modo sostenible y accesible de viajes de alta velocidad y llevarlo a todas las comunidades”. Además, Wiegand opina que “la infraestructura de transporte está rota. Es costoso en tiempo personal, consumo de espacio y emisiones de carbono”.
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