Debemos plantearnos que abordar procesos formativos es adquirir una amplia responsabilidad personal y profesional, no sólo con los estudiantes, sino con el sector empresarial, destino final de esta acción.
Esa premisa, aplicable a todo sector de la docencia pre y universitaria, se patentiza, aún más si cabe, cuando abordamos la temática de los másteres, innumerables másteres, que ocupan espacio y tiempo en millares de jóvenes cuyo destino aún se está labrando, y debemos preguntarnos si el nivel de profesionalidad exigible a los centros que lo imparten, es consecuente con el nivel de necesidad que los jóvenes buscan cuando se embarcan en esta nueva y esperanzadora actividad, que se supone le debería abrir las puertas a su primer empleo.
Plantear que a un máster acuden “jóvenes profesionales en búsqueda de empleo que precisan formación complementaria” es algo que debería promover en los profesores la pregunta de si están lo suficientemente motivados para impartir ese tipo de docencia tan selectiva y responsable. Por otro lado, demasiados casos conocemos de másteres poco exigentes, pensados para provecho propio y que solo ofrecen a los estudiantes un papel “mojado” sin valor real, bajo la cómoda tolerancia de los responsables académicos que no han considerado la importancia de la oferta que el mercado empresarial mundial demanda en ese momento.
Partiendo pues de la base de que un máster debe ser ese puente que permite el acceso de los jóvenes universitarios al mercado laboral, a través de las entidades y organismos de los múltiples sectores que conforman el tejido empresarial mundial, abordaremos el caso específico que se ha solicitado sobre “Formación en materia de RPAS”
Aunque se supone que esta opinión va dirigida a un sector especializado, recordaremos que un RPAS es una aeronave que va controlada por un piloto remoto y está sujeta a unas normas de vuelo, actualmente en revisión, para acomodarlas a un espacio europeo común. Pero la enorme expectativa que su evolución parece propiciar, está despertando enormes inquietudes, no solo en su desarrollo tecnológico, sino en las múltiples aplicaciones que de manera inmediata están apareciendo, lo que obliga a adquirir una especialización que variará según el grado de aplicabilidad que se demande.
Los potenciales usuarios de un RPAS ya no se centran solo en el tradicional enfoque militar que con UAS se ha venido ejerciendo desde hace décadas; ahora se inicia una apuesta en el sector civil y no solo a modo de pilotaje, sino también en todos los enfoque tecnológicos que una aeronave requiere, por lo que precisa de personal muy formado en técnicas de I+D+i propias del sector de las ingenierías y de las ciencias, de momento.
La internacionalización de este mercado conlleva a que los estudiantes, que acceden a esta nueva disciplina, deban estar convencidos de la imperiosa necesidad de poder comunicarse en varias lenguas, tener disponibilidad, movilidad, saber que significa sentirse parte de un equipo y verse realizado cuando su empresa consigue el objetivo en el que ellos han colaborado, aunque su aportación haya sido la más modesta y lamentablemente, eso es algo que no se suele aportar como materia docente durante su formación reglada y debería ser obligatorio en los másteres el “enseñar a ser profesionales”.
Este nuevo enfoque de uso de los RPAS nos abre las puertas a múltiples disciplinas en el que tiene cabida, no solo los graduados, también la formación profesional, las maestrías, que deberían ir ya adecuando sus planes formativos a estas nuevas aplicaciones, pues la base tecnológica de su aprendizaje viene del mismo tronco y solo hay que promover su aplicabilidad, y el caso concreto que hoy nos toca definir, los RPAS, es un claro ejemplo de ello.
¿Por qué solo hay un master interuniversitario en España (Máster RPAS de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería-Universidad de Huelva) y otro en Reino Unido (Unmanned Vehicle University) específico de RPAS dentro de la UE? Quizás sea debido a que la oportunidad de negocio aún no ha llegado y las administraciones financieras de las empresas no ven oportuna la inversión; no obstante, los departamentos de I+D de las entidades del sector con las que cooperamos nos demuestran continuamente su interés por disponer jóvenes universitarios formados en RPAS y con actitud emprendedora para que no les llegue desprevenidos ese instante de despegue que ya se vislumbra en el horizonte.
La aprobación de la nueva normativa sobre el uso de los RPAS promoverá la necesidad de pilotos y ahí es donde parece que se está incidiendo algo más en estos momentos pensando en RPAS “ligeros”, pero cuando los RPAS de tamaño medio y pesado sean de uso rutinario y por lo tanto atractivo para el sector aeronáutico, aparecerá la demanda de profesionales que ahora todavía se resiste. De momento, en Andalucía (Jaén) disponemos del Centro de Vuelos Experimentales Atlas, iniciativa que promovida por FADA-CATEC con la cooperación de empresas del sector, entre ellas INTA, quien también coopera con la Xunta de Galicia en el Centro experimental de la Rozas en Lugo; y por último, en la provincia de Huelva, lo que se espera sea la estrella de este primer envite, el proyecto 'Ceus', donde el INTA pretende desarrollar esa gran expectativa para certificación de RPAS medios y pesados que deberán construirse de manera coordinada en la UE.
¿Habrá que esperar a ese momento para que el sector financie las iniciativas formativas en RPAS? Esperemos que no y en breve aumenten su grado de compromiso con las universidades que han tomado la iniciativa.