Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la industria militar de los RPAS es el desarrollo de tecnologías más eficientes y con unos costes de mantenimiento mucho menores para las misiones.
En largo alcance los sistemas actuales son equipos grandes con gran autonomía y embarcan múltiples sensores de unos costes realmente importantes, Los precios finales de estos equipos son muy elevados.
Uno de estos sensores son las cámaras electrópticas y térmicas de largo alcance, que en la actualidad son bastante pesadas para embarcarlas en equipos de medio alcance por lo que este segmento queda prácticamente sin cubrir.
El reto es crear un RPA o UAV que pueda realizar misiones de entre 60 y 100 kilómetros con los mismos sensores que los equipos de largo alcance y una autonomía de más de diez horas y con un coste mucho menor. Para ello es necesario miniaturizar al máximo la carta de pago para que las prestaciones sean las mismas, pero que pesen un 70% menos.
Aeronáutica SDLE, filial de la empresa militar SDLE, está desarrollando varios programas de I+D enfocados a la miniaturización de cartas de pago y a la integración en equipos de medio tamaño. Gracias a estas inversiones en I+D estamos consiguiendo equipos muy interesantes con un coste y un mantenimiento muy bajo pero con unas prestaciones altísimas tanto en la aeronave como en las cartas de pago. Hablando de las cartas de pago, las cámaras de Aeronáutica SDLE permiten la identificación de objetivos y el seguimiento de uno de los objetivos, geoposicionamiento, visibilidad en niebla, zoom de 120, envío las imágenes en tiempo real tanto en electroptica como en infrarrojos y con una calidad de imagen muy importante.
La compañía ha conseguido reducir el tamaño de una cámara de 360 grados en giro continuo, con sensor térmico y electroptico con zoom de hasta seis kilómetros de alcance con las mismas prestaciones pero con muchísimo menos peso y mejor calidad. Esto ha permitido embarcarla en una aeronave tipo ala fija que es capaz de despegar y aterrizar de forma vertical, con una autonomía de hasta 12 horas o un multirrotor híbrido con una autonomía de hasta tres horas y una carta de pago de diez kilogramos. El resultado de la miniaturización de los equipos, lleva a desarrollar aeronaves de menos de 25 kilogramos, lo que permite fabricaciones más económicas, aunque sin perder prestaciones como autopilotos militares certificados complejos y comunicaciones encriptadas.
Esto resulta especialmente interesante en áreas de conflicto, como equipos avanzados de reconocimiento o en labores policiales de control de costas o control de fronteras.
Son pocas las soluciones de medio y largo alcance con equipos de menos de 25 kilogramos que tengan estas prestaciones militares. Las inversiones en I+D respecto a la miniaturización están permitiendo encontrar soluciones muy rentables para los ejércitos y, además, con tecnología española.