Al igual que ocurre con la F1, cuyos desarrollos y tecnologías acaban llegando a los coches que compramos en el concesionario, la industria civil de los drones está empezando a aprovechar la tecnología militar para desarrollar nuevos productos y servicios en el ámbito civil.
Hasta ahora la mayoría de los avances llegaban del desarrollo de los componentes por separado y eran utilizados por las empresas de esos componentes para fabricar su versión civil, pero pocas empresas se han dedicado a desarrollar sistemas completos con aplicaciones avanzadas.
Uno de los ejemplos sobre la aplicación militar es la integración entre los sensores y las cámaras con los autopilotos, para la interpretación de las imágenes en tiempo real con un sistema de control de alertas que reconoce el objeto que se está grabando por la cámara y lo identifica en la pantalla del piloto para la discriminación y el seguimiento de objetivos. Esta tecnología permite que la aeronave siga a un objetivo “marcado” tras una alerta si el sistema detecta que ese objeto no tiene por qué estar en ese punto.
Este sistema se puede adaptar a servicios del ámbito civil como la vigilancia de fincas, rescate y salvamento o la inspección de oleoductos.
Lo más complejo es integrar toda la tecnología desde los desarrollos militares al ámbito civil creando una solución final que tenga valor para el usuario. Esto requiere de un esfuerzo adicional en I+D para adaptar todos los sistemas y hacer que el producto sea fácil de pilotar por un piloto que no es avanzado.
Por ejemplo, la compañía Dronexservices está trabajando en varios proyectos de I+D para adaptar algunas tecnologías militares. Su principal foco es el tratamiento de los datos que se pueden obtener desde un dron y el procesado de esos datos para dar información útil a sus clientes. Para el director de la empresa, Eduardo Faro, “el desarrollo de servicios aprovechando la tecnología militar nos da una ventaja importante respecto a nuestros competidores porque nos permite ir un paso por delante. Ahora tenemos drones con autopilotos más robustos, con estaciones de control en tierra fáciles de volar y muy seguros, con una amplia autonomía de vuelo de hasta tres horas y cámaras con zoom de hasta cuatro kilómetros ofreciendo imágenes en tiempo real. Esto nos abre el campo a otros clientes de seguridad e inspección de grandes infraestructuras”.
Otro de los proyectos en los que se está trabajando es el aprovechamiento de los sistemas de despegue y aterrizaje vertical en vehículos en movimiento, como los barcos. Un dron de estas características puede servir a nivel civil para la vigilancia de costas o para la localización de bancos de pesca en tiempo real. La tecnología militar de los autopilotos y la gestión de datos permite el aterrizaje en barcos en movimiento, lo que resulta muy útil si se puede adaptar al ámbito civil.
Por otro lado, Dronexservices está probando desarrollos de aeronaves de despegue vertical de menos de dos kilogramos, para realizar vuelos de larga distancia cumpliendo la legislación vigente. Una aeronave de despegue vertical también puede ser muy útil en el ámbito civil para salir desde cualquier punto sin necesitar pista de despegue y recorrer largas distancias en el seguimiento de redes eléctricas, trazas de tuberías o inspección de carreteras. Los equipos militares tienen autonomías de vuelo de hasta cuatro horas y un alcance de más de 50 kilómetros de conexión con la estación de tierra, lo que les da una ventaja competitiva importante en la adaptación de estos equipos en aquellos países donde la legislación permite estos vuelos.
La principal barrera que se encuentran las empresas que están haciendo estos desarrollos son los altos costes de I+D y, sobretodo, el tiempo que se requiere para tener un sistema completo que funcione correctamente y sea estable.
El movimiento de la tecnología militar a la civil para aplicaciones concretas es imparable y la buena noticia es que ya hay empresas españolas trabajando en programas de desarrollo. Bienvenidos a la F1 de los drones.