Los Unmanned Surface Vehicles son embarcaciones no tripuladas para aplicaciones navales que parecen un invento del siglo XXI pero lo cierto es que han pasado más de 100 años desde los primeros intentos de Nikola Tesla que desarrolló el primer bote controlado remotamente y posteriormente del ingeniero español Leonardo Torres Quevedo, un visionario de su tiempo que inventó el “Telekino”, un desarrollo para controlar a distancia sistemas que fue probado con éxito sobre un barco en el puerto de Bilbao en 1906. Desafortunadamente, el gobierno español de la época no supo aprovechar el potencial de esa invención que quedó olvidada al poco de su nacimiento.
Aunque los USV se han usado desde la Segunda Guerra Mundial en aplicaciones militares, en los últimos años se está produciendo un fuerte incremento en la demanda para aplicaciones civiles, manteniendo por supuesto un crecimiento sostenido en el ámbito de defensa.
Sus ventajas respecto a los barcos no tripulados son claras: permiten una operación continuada solo limitada por la disponibilidad de combustible o energía eléctrica para la propulsión, eliminan totalmente los riesgos para las tripulaciones en actividades peligrosas o malas condiciones de mar, disminuyen el tiempo de respuesta ante situaciones que requieran un rápida intervención, reducen los costes de operación y, finalmente, eliminan el factor humano disminuyendo los riegos asociados a posibles errores de operación.
Aunque actualmente se están desarrollando grandes proyectos para comenzar a automatizar procesos y operaciones en grandes buques mercantes y de pasajeros, la automatización total de ese tipo de buques necesita todavía algunos años para ser una realidad debido a su complejidad y también a las barreras normativas, legislativas y de certificación.
Sin embargo, la automatización de pequeños barcos con esloras inferiores a 15 metros para aplicaciones específicas es una realidad que está entrando con fuerza en el mercado y que acabará imponiéndose en los próximos años para cierto tipo de usos como la seguridad portuaria, la vigilancia marítima, la inspección de instalaciones y algunas aplicaciones de defensa. En efecto, los USV constituyen una valiosa herramienta de apoyo para complementar a los barcos tripulados y otros recursos terrestres o aéreos en las aplicaciones mencionadas.
Conviene señalar que la seguridad de la navegación marítima es un principio por el que deben regirse los desarrollos de los USV. De hecho, las empresas fabricantes están gastando muchos recursos en asegurar esa capacidad para que los sistemas no tripulados puedan ser operados sin riesgo en entornos no segregados con tráfico marítimo convencional. Además de integrar todos los equipos de navegación de un barco tripulado, los USV deben disponer de sistemas de seguridad de alta fiabilidad y suficientemente probados para hacer frente a cualquier incidencia que pudiera surgir durante su operación. También es clave la coordinación con las autoridades marítimas de la zona (capitanías, autoridades portuarias, salvamento marítimo, servicio de tráfico de buques, etc.) para una operación segura.
Como se ha comentado, una de las principales barreras a las que se enfrenta el desarrollo de USV es la legislativa. Este problema no es nuevo en el mundo de los sistemas no tripulados ya que en este campo la tecnología está avanzando muy rápido mientras que la actividad normativa está trabajando a marchas forzadas para no resultar un obstáculo. Se están haciendo esfuerzos en este sentido tanto a nivel internacional en el seno de la IMO (International Maritime Organization) y EMSA (European Maritime Safety Agency) como nacional, en la Dirección General de Marina Mercante con la puesta en marcha de iniciativas de coordinación para definir un marco legislativo conjunto que ayude a regular este tipo de desarrollos.
En definitiva, los USV van a desempeñar un importante papel a corto y medio plazo en las operaciones marítimas ya que constituyen una valiosa herramienta de ayuda a la resolución de problemas a los que se enfrentan las distintas entidades que realizan actividades en el medio marino.