Jesús Calleja lleva el 'Shepherd' de Expal de aventura
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Jesús Calleja lleva el 'Shepherd' de Expal de aventura

Shepherd
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El dron Shepherd de la firma Expal sobrevoló los humedales del Delta del Ebro para ahuyentar a las aves que atacan el cultivo de arroz, como el calamón común, el pasado 25 de enero en el programa Volando Voy del aventurero Jesús Calleja.

Este sistema no tripulado (UAS, en sus siglas en inglés), que emula la fisonomía de un ave rapaz, se mostró como un aliado de los agricultores al alejar a los pájaros de forma rápida –la empresa cifra su tiempo de acción en menos de ocho segundos- y silenciosa, según mostró la emisión.

En el Delta del Ebro, según explicó el ornitólogo David Bigas, invitado al programa, algunas aves destruyen la cosecha de arroz. Las especies más problemáticas son los flamencos, que pisan los tallos; el calamón, que los corta; y las fochas y gallinetas, que se comen la planta.

Aunque existen ayudas para paliar estos daños, estas llegan de forma tardía, según detalló un agricultor participante en la emisión.

Calleja reunió a ambos y les propuso probar el sistema. “Te va a gustar a ti (el ornitólogo) porque protege a las aves y a ti (el agricultor) porque hace que se marchen”, afirmó.

Con el Shepherd, indicaron los operadores de Expal, el agricultor podría lanzar el sistema desde su casa y controlarlo a través de su ordenador. Así evitaría acudir varias veces al día a la plantación para espantar a las aves.

El programa de Jesús Calleja se centró en la desaparición del parque natural del Delta del Ebro, causada por la disminución de los sedimentos que lo forman y el cambio climático. Las aves, que cruzan estos humedales en su ruta hacia África, también resultan afectadas pues con la desaparición de este ecosistema también se desvanecen los espacios que ocupan.

Mejor que la cetrería

El sistema de Expal, gracias a su silueta de ave depredadora y sus movimientos de cicleo, ataque y campeo (salida al campo), las aleja. Presenta ventajas respecto a la cetrería pues, a diferencia de un ave, no necesita dormir ni está sujeto a los ciclos de reproducción o muda de plumas naturales. Esta tecnología no necesita pista de aterrizaje ni despegue, pues puede ser lanzada a mano, es capaz de realizar operaciones tanto diurnas como nocturnas y alcanzar una velocidad de hasta 77 kilómetros por hora (42 nudos).

Además de en campos de cultivo, el dispositivo puede ser empleado en aeropuertos para ahuyentar a las aves que chocan contra las aeronaves, en parques eólicos para alejar a estos animales de las turbinas y evitar que impacten contra las palas aerogeneradoras  y en vertederos y puertos, contra las gaviotas que se instalan en  esas zonas.

Foto: Expal



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