El Ayuntamiento de Valencia ha iniciado una serie de actuaciones para prevenir la proliferación del mosquito tigre en los espacios públicos que incluyen el uso de sistemas aéreos remotamente pilotados (RPAS). El consistorio anunció el jueves que se “emplearán drones acondicionados para localizar los focos de plaga en zonas no urbana”.
El diario local Levante EMV completa la información facilitada por las autoridades municipales recordando que hasta el momento se han utilizado estos ingenios tratando de localizar y controlar focos. La novedad, añade, es que los drones pasarán ahora a la acción para eliminar directamente a estos insectos.
Según la empresa Lokímica, encargada de estas labores, los drones únicamente se emplearán en lugares de difícil acceso para las personas. El tratamiento en ningún momento tendrá consecuencias para las personas u otras especies animales, explican sus responsables.
Los aparatos empleados por Lokímica podrán llevar cargas de 50 kilos para fumigar las áreas con presencia de mosquitos y serán capaces de mantenerse durante media hora en el aire. La empresa añade que durante el último año ya se han utilizado estos vehículos aéreos no tripulados en la detección y registro o mapeo de zonas de aguas estancadas donde pueden acumularse los mosquitos. Con estas medidas, añaden, Valencia ha logrado incrementar hasta un 75 por ciento su eficacia contra la plaga.
En todo caso, admite la concejal de Sanidad, Maite Girau (en la imagen), la mayoría de los puntos donde surge el problema se localizan en entornos cerrados. La nota informativa emitida por su departamento detalla que el 70 por ciento de los focos del mosquito tigre se originan en el interior de los domicilios privados y los insectos adultos se mueven en un área de 50 metros como máximo.
Además de los drones, especialmente configurados para esta misión, trabajará un equipo de catorce técnicos especialistas en control de plagas y un biólogo especializado. Además se emplearán vehículos eléctricos para controlar el área del Jardín del Turia.
Fotografía: Lokímica y Ayuntamiento de Valencia